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Delirios del hogar 2




   ¡Hijos! ¿Qué les digo yo a mis hijos? ¿Cómo les digo que he dejado el trabajo? ¿Está bien que empeñe mi porvenir y su bienestar  en cada loco intento de escapar de aquí? 

   "A esa muchacha o la sobra o la falta algo" Pensó un vecino que pasaba por allí, un vecino del pueblo que se paró a verme pintar. Lo pensó para sí, y luego muchos años después me lo soltó así de primeras:

   _ ¿Sabes lo que yo pensé la primera vez que te vi pintando? _Pintas bien, no digo que lo hagas mal_ Pero es que en tu caso uno se asombra pensando en cómo te lo puedes permitir.
   Cuando yo le respondí que mucha gente pintaba el me contestó que en los últimos años era cierto; pero que a mis años había cosas más importantes que pintar, como ganarse el sustento, o estudiar algo de utilidad para intentar colocarse, y que a mí mi madre debía de haberme consentido todo, cualquier cosa en vez de enseñarme algo de provecho._ El Arte es de señoritos- me dijo. Y se quedo tan pánfilo mostrándome cierta sonrisa proterva._ Por eso me dije: A esta chica, o le sobra de todo o le falta algo...de aquí_ Y con la misma se golpeó con el dedo índice de su mano derechala enorme mollera encasquetada en un gorra blanca de marino, una como las que se ponen los amos de yate.
🌻

   Toda esta realidad cotidiana  agarrota  lo mismo a envidiosos que a envidiados, y cada insignificante compromiso u obligación es un barrote más de la jaula en que nos toca vivir. En mi caso, cada vez que creo que he abierto un hueco, que he conseguido por fin liberar una salida, la veo cerrada con nuevos barrotes más fuertes si cabe, y casi de modo inmediato me revuelvo  por dentro, me siento inútil, impotente, ridícula....Pero dura poco. Tengo una naturaleza luchadora, competitiva, ardiente, puedo incluso avasallar a un ejército de aventajados. Y de pronto voy y me digo que un día saldré de aquí.


    Recuerdo que el comentario mezquino de ese anónimo parroquiano, vecino del mismo pueblo no me privó de darle una respuesta.
  _ No, no me falta de nada_ le respondí_ Pero no porque tenga más que los demás, es porque necesito menos que los demás. Y en cuanto a lo de pintar y estudiar te diré que si me lo puedo permitir es porque sólo necesito una ínfima parte del tiempo que cualquier otro necesita para dar por terminado un cuadro. Osea: Si otro necesita tres meses, yo te lo hago en un día, y lo mismo me pasa cuando me pongo a estudiar. ¿He de justificarme por ello? De todos modos creo que tengo derecho a hacer lo que me gusta. Tú igual te vas al bar, o te lo gastas en unas vacaciones ¿No acabas de venir de Benidor?_ Se sonrió el hombre. No me respondió. Y era verdad, había vuelto eufórico, dicharachero y descarado más de lo habitual, con un moreno mediterráneo que echaba para atrás y le hacía aún más viejo. Creo que me sacaba más años que mi padre. Él había vivido una guerra. Luego en la posguerra emigró. Se hizo de una buena casa pagando la hipoteca a unos tipos de interés del quince por ciento...Aquello eran intereses, y no lo de ahora ¿A cuánto estaba el euribor? - ¿Sabes la mierda que me dan por mis ahorros? Toda la vida doblando el espinazo para esto._Todo eso me dijo, y más. La vida era trabajar, trabajar y trabajar. ¿No estaba yo en aquel momento fregando escaleras mientras él se lo pasaba en grande de hotel de tres estrellas a hotel de cuatro, en temporada baja, y sumergiéndose en la oscuridad de una ruidosa discoteca hasta las dos de la mañana, llena de posibles conquistas, como por la mañana se sumergía en el mar azul lleno de peces?


   ¡Hijos! ¡Hijos míos! No soy ninguna artista. Ni categoría, ni título profesional ninguno me respalda. No creáis que por ser madre mis chapuzas puedan compararse con el de quien se dedica a ello en cuerpo y alma y hace también muchas, muchas chapuzas ¡hasta que acierta!.

   Cuerpo y alma, cuerpo y alma.  Mi cuerpo sois vosotros y mi alma también. Pero si no hay aplauso, y tampoco aceptación social acabaré siendo una indigente mientras los lienzos que  pinté en mi juventud se caen a trozos en las paredes, y las miles de cuartillas, más de diez novelas sin publicar, se apolillan en cajones que nadie abre, (demasiado prolífico todo ese esfuerzo para ser bueno) y los manuscritos con mil canciones y poemas se enmohecen en cajas de cartón, y lo mismo los rollos con dibujos de desfiguradas figuras humanas tan desnudas que nadie compraría ¿Y qué me queda después de años de ilícita dedicación?  
  
   No soy ninguna artista. Y una novelista ¿qué es si no una mujer novelera? ¿Qué es si no una mujer con pretensiones delirantes?  

    Ahora tengo que comer, y trabajar en lo que haga falta sólo por obtener lo necesario y si no quiero acabar tirada en la calle como tantos talentudos perdidos. Me doy cuenta de que todo intelecto demanda demasiados recursos, de que si una vez me asomé al mundo de los creadores, ese es un mundo de privilegiados, y que alguien te tiene que dar de comer. 

   En fin,después de haber dado clases, ahora tendré que ir a fregar casas. 
   
   A veces me miran como si fuera una infiltrada, y siento como que tengo que disimular la cultura solo porque no tengo dinero. Necesito aprender a ser vulgar.  Algunos señores se ponen colorados cuando perciben que sé más que ellos de muchas cosas. Y luego me digo a mi misma que si los demás se han establecido bien dentro del sistema, pues, que más inteligentes que yo serán.


   Por mi parte reconozco que sólo me he dejado llevar en esta vida por una pasión, la de crear. Ya sé que suena muy pretencioso, y que de ese arrebato comunicador de emociones no ha salido otra cosa que malos rollos, celos muchos, ¡Pero si hasta mis hijitos siendo pequeños pretendían acaparar mi atención como fuera! Con un año apoyaban la manita en las cuerdas de la guitarra para silenciar aquel instrumento que se interponía entre su madre y ellos, y ¡cuanto más encantadora y cristalina, arrebatadora y dulce era su voz! No me arrepiento de nada. Cumplieron como ángeles su labor al privar al mundo de una posible ráfaga de vulgaridad y mediocridad artística por mi parte. Cada vez que me veían concentrada en un mínimo trabajo intelectual se les saltaban todas las alarmas.  


   ¡Suspiro! A veces siento como si todas esas imágenes que mi mente crea salieran de la nada. Supuestamente no tengo base alguna; por eso no tengo ningún crédito.  

   Y luego parece como si dejara todo de lado. Pero no es verdad. No hagáis caso a lo que oigáis de vuestra madre. No es verdad. Me ha dado tiempo de hacerlo todo. 

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