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¿Son los delantales regalos que humillan?

                                                   

                       GANAS TENGO DE ECHARME A LLORAR



    Tengo una verdadera colección de delantales, y ninguno comprado por mí.
    Observo que el destino existe; pero no tal y como nos lo quieren trasmitir.
   El destino no es un guión pre-escrito por ningún hado. El destino no es ni más ni menos que el resultado de la llamada coherción social. El hombre en grupo, y más los que siguen todas las tendencias, funciona como el mayor tirano que pueda una imaginarse.
 
    Quiero decir con ello que cuando la sociedad necesitaba braceros en el campo; el ochenta por ciento de los hombres estaban destinados a ser braceros y a morir braceros. Lo mismo cuando la economía esclavista se basó durante siglos en manos de obra esclava; entonces raro y anti-sistema era el que iba en contra de la esclavitud. Y el destino de los esclavos era ese, ser esclavos o morir como Espartaco u otros pobres que se rebelaron, en la cruz, o en el cepo.

   Mi destino parece ser el de llevar puesto un delantal. Me refiero a ese destino impuesto por los que dicen quererla a una, y que por otro lado predican que no se puede ir contra el destino.

    Hace cosa de un mes me despedí de una señoruca con la cual he tenido un intercambio financiero, llamémoslo así, de tipo doméstico durante ¿más de diez años? Ni lo recuerdo. Me ha dolido en el alma dejarla. Con sus 92 años no me compensaba seguir haciendole los recados. Por otra parte tiene a su hija recién jubilada, con una jubilación de las que se atribuyó la élite que levantó este país; y a la que le sobra el tiempo más que a mí. Mi señoruca no se queda desamparada.  Sin embargo le ha dolido bastante mi marcha, y me soltó la frasecita: QUE SEPAS QUE NO SE PUEDE IR CONTRA EL DESTINO.

   Y de eso será, que voy de puto culo. ¿Acaso mi destino es el de seguir sirviendo medio gratis, y a los que son bastante más ricos que yo? Para cobrar lo que pagan algunos ricos mejor me voy de hermana de Teresa de Calcuta. ¿Me castigará la providencia por saltarme las reglas? ¿Será verdad que soy una rebelde y que mientras no acepte el puto destino que me tocó, seguirá el hado castigándome, corrigiéndome , y jodiéndome viva hasta que no aprenda la lección?

 ¡Pero! A ver ¿Qué jodida lección es la que me tengo que aprender?

   ¡Si me la sé de memoria!

   Me destinó mi madre, no teniendo yo abuela, y como hermana mayor que soy de cinco que llegamos uno detrás de otro, y por ser chica, claro, que si hubiera sido chico mi destino, bien lo sé, habría sido otro...me destinó mi madre iba yo diciendo, a ser la servidora de mis hermanitos : Tres chicas y un chico. El niño no salió machista; ¡Pero ellas! ¡Ay madre!

    ¿Conocéis el cuento de Cenicienta? Ese fue mi destino. la criada de mis tres hermanitas, que siendo menos inteligentes que una, hicieron todas carrera; menos guapas, me dejaron fuera literalmente de la competición por echarse pareja. Y como, rebelde yo, que lo soy mucho, me salté todas las reglas y encontré pareja también, y me convertí en madre antes que ellas; y las tres, siendo tan distintas como son, en una cosa están de acuerdo: Yo me salté las reglas, me engañé a mi misma, y soy una puta criada rebelde que esquivó los designios por los que por lo visto decidió Dios Todo Poderoso el que yo viniera al mundo: para servirlas a ellas.

   Dejaron de hablarme, y siguen despreciándome. A mí no me está permitido el lucirme. ¡Toma delantal! Para más inri ni como cocinera. Porque como cocineras, ¡Vamos! ¡No han existido, ni hay ni habrá mejores cocineras, con repostería, que la recién jubilada de élite, hija de la dueña a la que yo servía antes, o mi hermanita la pequeña!
 Lo mío, y mi delantal quedan relegados a la zona de fregadero.

   Pero ¡Maldita sea! ¿Porqué brillaré tanto que brillo hasta en el fregadero?

   No. Desgraciadamente no es que yo brille tanto. Es que la mierda y la oscuridad en que algunas viven inmersas es tanta, que por pequeña que sea la luz,ya se sabe que más brilla cuanto mayores son las tinieblas.

   Por otra parte las tinieblas, como el destino, parecen regidas por una especie de fuerza abductora.

   Ahora tampoco mis sobrinas, ¡ni mi propia hija! me hablan, y ya del todo me desprecian abiertamente.

   ¿Cómo no me había dado cuenta?


   Había señales que lo indicaban, señales que no supe leer. Aquí entran en juego los delantales.

Eso quisiera yo, momentos: que me hacen la comida, que están deseando escucharme cantar mi nueva canción, que aportan su ilusión y lo que ellos saben a lo que creo, no sé, palmas, olés, algo del estilo, que participan en lo que me gusta... ¿Porqué nadie me regala momentos?

   Entro en la cocina y ¿Qué me encuentro colgado detrás de la puerta?

    Un largo vestido gris-añil totalmente ceniciento, el vestido más feo que pueda uno imaginarse, regalo de mi hermana la tercera. Todo el mundo la decía guapa, y lo es; Sin embargo ¿De qué esos celos conmigo? ¿A que viene robarme un vestido precioso lleno de flores y puntillas, y luego regalarme años después un  vestido, que más que vestido parece un uniforme de fregona; de las que se tienen que tirar al suelo?


   Lo guardé para delantal.


   Años después viene mi sobrina de Costa Rica y de regalo me trae un delantal hecho de tela de algodón reciclada de sacos de salvado, eso sí, todo muy "chic" con letras en inglés. Ya no la he vuelto a ver el pelo. Todavía estoy esperando que comparta los vídeos que subo a you tube.


  Y ya la última, esa ha sido hace dos meses. ¿A qué no sabéis lo que me ha traído mi querida hija de la Argentina? Ha estado de vacaciones allí un mes, conociéndose el país de cabo a rabo.


   Pues un delantal. Apron en inglés. Como si yo hiciera colección. Lo peor del caso es que no puedo subir una triste foto con esta entrada; porque creerme que lo haría gustosa. Quizá si mi hijita me hubiera regalado, prestado siquiera, uno de los smart phone que tiene, entonces sí que habría sido posible. Se lo pedí por cierto, ya que yo me había quedado sin móvil, y ella tenía tres. Me respondió despectiva que me lo comprara yo, que ella los necesitaba.


   Pero me quiere mucho.

  Al menos eso es lo que dice el delantal.

ALGUIEN QUE ME QUIERE MUCHO  PASÓ POR BUENOS AIRES Y ME COMPRÓ ESTE DELANTAL.

Prometo, que en cuanto pueda subo fotos de mi colección

Los que habéis leído esta entrada ¿cómo interpretaríais esta clase de amor, como simplemente APRECIO, o claramente DESPRECIO?

   Si no hay comentarios, quizá sea mejor. Al desprecio estoy totalmente hecha detrás de las casual clothes, o ropa de andar por casa que por lo general llevo puesta.. Los delantales de que hablo ni están en uso ni se me ocurriría. Los guardo para una vitrina de recuerdos.

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