Hay tantas cosas que podrían mejorar nuestra calidad de vida. Imaginaos en el campo santo en el momento de dar sepultura a cualquiera de nuestros seres queridos, y que el albañil sacara una batidora de mortero para hacer la masa que une los ladrillos y sellar el nicho. Pongo este ejemplo para hacer fácil la forma en que evaluamos el impacto que tienen el ruido y las vibraciones en nuestro día a día.
No es necesario morir ni tener que enterrar a nadie para apreciar el valor de la tranquilidad y el silencio. Hace años trabajo con gente mayor. Y si por algo me gusta este trabajo es por la tranquilidad de las rutinas. Y que una persona ya mayor, como cualquier hijo de vecino se tenga que ver afectada por los molestos ruidos que la remodelación de un piso del centro con vistas al mercado inmobiliario conlleva, me parece intolerable.
¿Para cuándo una normativa municipal que prohíba ruidos perfectamente evitables en la remodelación de un piso? En el tiempo que llevo viviendo en esta comunidad, que va para tres años nos encontramos con el deber de tener que aguantar cada sí y cada no, una obra por motivos y caprichos particulares.
Recuerdo a mi padre haciendo la masa de mortero con la que pegaba ladrillos o azulejos, la masa que fuera, en el proporción de polvos perfectamente indicada, y en el más sutil de los silencios con su paleta. Era incluso agradable no sólo verle, también oírle. Los sonidos eran rítmicos, acompasados, lo mismo que el segar- también puedo poner ese ejemplo ya voy a hablar también de DESBROZADORAS y su perjudicial impacto medioambiental..._ Tanto la paleta, como el dalle tienen un sonido sedoso. Y aquello era música para mis oídos.
Ahora en cambio, cualquier oficio manual parece tener que ejercerse bajo tortura, con el uso "obligado" de una serie de máquinas completamente innecesarias, puesto que existen alternativas, y alternativas mejores. ¿De qué me sirve que tú arranques con un **MARTILLO HIDRÁULICO**_ otro chisme infernal- según tú en un momento- los azulejos del baño, para poner los que se llevan ahora y "revalorizar" el piso según la tendencia del mercado, si el que puede pagarse un piso al precio desorbitado en el centro tiene también dinero para tirar abajo el mismo baño o cocina recién hechos hace tres meses y montarse uno según su particular gusto? ¿ Qué sentido tiene tener que soportar todas esas molestias mientras a mí se me acaba abriendo una grieta en la pared estando dos pisos más arriba y en el portal de al lado, o se me caen los cuadros, se me llena la casa de polvo, y se me corre la cama por la noche, mientras imprevisiblemente tiembla todo el suelo, y ya no sé si estoy soñando o despierta, pensando que alguna falla del Cantábrico se comunica con las galerías subterráneas que están escupiendo lava por el volcán de la Palma, o qué recórcholis está ocurriendo?
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