Ir al contenido principal

 

LINAJE DE LOS CARRIAZO ENTREBASAGÜAS: Segunda generación.


En veinte años Gelito se convirtió en el más guapo mozo de la comarca. Podía haber seguido sus estudios; pero prefirió no hacer nada donde todo o casi todo estaba hecho. Además, cortejar a una moza detrás de otra era bastante cansino, y no se le podía notar. El debía mostrarse siempre fresco como su misma sonrisa, y rozagante como una lechuga. Pero hacer el amor a tanta mujer joven podía ser casi agotador, y más dejando a dos preñadas a un mismo tiempo. Rosendo, el segundón de sus hermanos, amañó rápido el casamiento con la más rica, no en vano trabajaba en la notaría nuestro Rosendo. Fue fácil, ya que la preferida de Gelito, la más guapa y la que parió un hermoso hijo seis meses antes de nacer el segundo, harta de esperar a que Gelito se decidiese mientras criaba al rorro, marchose despechada porque Gelito no era hombre para oponerse a los planes de Rosendo, el cual insistía en solucionarle la vida. Y marchose Eva, la madre del Nenuco como así pasó a llamarse el niño sin padre, a servir copas en un topless bar a Madrid, porque aunque tenía muy buena leche mejor era la teta. Y el Tigers Milk se lo pagaban, con su toque personal, al precio de la ambrosía.

Así fue como El Nenuco bardaliego de Gelito criose entre la casa de los padres de la madre y la de la abuela materna, la abuela Concha. Esta última se enternecía cuando le veía corretear por la casona, y tendía a alcahuetarle en todas sus diabluras.

La mujer de Gelito, la legítima, celosa del niñuco que llevaba los ojos de la cara, y también los del caradura de su padre, no tardó en convencer al suyo para que les abriera una mantequería en Salamanca, y mientras ella terminaba allí sus estudios, y daba a luz alejada de las malidicencias que auguraban un súbito alumbramiento  antes de estar la madre y fuera de cuentas.

Así quedó Gelito establecido, en la mantequería que le montaron sus suegros. Fue un éxito, y el sólo se bastaba y se sobraba para atender el mostrador. Y mientras la Emilia terminó el magisterio y se puso a preparar tranquilamente las oposiciones.
Rosendo se relamía de gusto viendo como todos sus planes iban divinamente. Después de haberse pasado media infancia carcomido por los celos del pequeñín de los Carriazo,  y atormentándole y exigiéndole lo que nadie le exigía, lo había conseguido, poner al Gelito en su sitio, y el Gelito se lo abría de agradecer toda la vida, porque el futuro estaba por depararle nada más que prosperidad. Rosendo aliviaba así su mala conciencia y contaría con la incondicional admiración de su cuñada Emilia.

Ni falta decir que todos los hijos del Gelito y la Emilia serían guapos también. Hermosos como capullos de rosas . Rosas con espinas, si cabe decirlo también: Pero en esta vida no hay nada ni nadie perfecto.

Comentarios

Entradas populares de este blog

NO LE PREGUNTES LA HORA AL TIEMPO

   No le preguntes la hora al tiempo sólo fíjate cómo las nubes pasan como el cielo es azul azul cada segundo y baila baila en una décima de un todo para ser siempre distinto: la gran nube  diferente y el tiempo infinito.   No le preguntes  la hora a nadie sólo escucha y aprende que actuar y esperar es siempre lo mismo, sólo escucha y oirás  los mil sonidos ignorados aún estando a baja mar o arriba. Y en el aire, entre los árboles del bosque  siempre omitidos, siempre ahí, ahí encuentran el gozo los sentidos de quien se entretiene porque jamás espera. Ni mañana ni hoy, no se lo preguntes nunca y menos de noche y menos si hace calor o tienes frío . Es como una broma el tiempo insondable. ¿Quién quiere esperar su hora quién quiere aguardar jamás ni lo que es certeza ni lo que jamás llega? Nadie espera, huimos todos siempre que podemos. Nadie espera ni espera siquiera lo bueno por venir. Solo se tolera cuan...

Roles jerárquicos, rolles de "clase". Y la visión de Clara desde la perspectiva de Ana.

Todavía me acuerdo de aquel verano en que fui a Laredo y estaba Clara con una amiga en casa, varios días de desayunar, comer, cenar, dormir, cagar, ducharse etc etc   Yo las observaba sin decir ni mú, no daban palo al agua, tenían 16 años, ni retiraban su plato de la mesa, no pasaban una escoba, ni ponían una lavadora. Después de como 5 días así las encaré, les dije que la casa de Esperanza no era un hotel todo incluido, las obligué a llenar el lavavajillas y barrer la sala, fíjate tú, tremendo esfuerzo; aún me acuerdo de la cara de odio con la que Clara me miró. La tipa estaba acostumbrada a no dar ni golpe, mamá me lo confesó, que nunca hacía ninguna labor porque Carolina la estaba criando como a una princesa y que cada vez que mamá le pedía hacer algo a Clara delante de Carolina se armaba la gorda, Carolina empezaba a insultar a mamá y demás lindezas propias de nuestra hermana pequeña. Pero el caso es que Clara ni siquiera hacía nada cuando su madre no estaba presente, se acomo...

Cuando todos quieren subirse al carro de quien tira del carro.

    Existen dos frases hechas en español:     " Tirar del carro." "Y subirse al carro del vencedor".    Sin embargo, la mayoría de los desaprensivos que se suben metafóricamente al carro suele ser a éste, al que lleva el peso de todas y cada una de nuestras necesidades y obligaciones diarias, no al del vencedor. El del vencedor tiene el acceso vedado.    Creo que nadie necesita que se le haga caer en la cuenta de cual es el perfil del tiro de ese carro.   ¿Cuántas mujeres trabajan como mulas en esta vida para acabar siendo vilipendiadas? La pasión de Cristo se revive cada día en el cuerpo de estas mujeres, que para colmo han de oir cosas de aquellas personas más allegadas como:    "¿No crees tanto en Dios? Pues dile a él que te ayude." Y  "¿A qué vas a la iglesia ¡Bruja!?".      Quizá vayamos solo a descansar. La fe en el otro tiene un límite cuando llevas años tirando del carro.   ...