Todavía me acuerdo de aquel verano en que fui a Laredo y estaba Clara con una amiga en casa, varios días de desayunar, comer, cenar, dormir, cagar, ducharse etc etc Yo las observaba sin decir ni mú, no daban palo al agua, tenían 16 años, ni retiraban su plato de la mesa, no pasaban una escoba, ni ponían una lavadora. Después de como 5 días así las encaré, les dije que la casa de Esperanza no era un hotel todo incluido, las obligué a llenar el lavavajillas y barrer la sala, fíjate tú, tremendo esfuerzo; aún me acuerdo de la cara de odio con la que Clara me miró. La tipa estaba acostumbrada a no dar ni golpe, mamá me lo confesó, que nunca hacía ninguna labor porque Carolina la estaba criando como a una princesa y que cada vez que mamá le pedía hacer algo a Clara delante de Carolina se armaba la gorda, Carolina empezaba a insultar a mamá y demás lindezas propias de nuestra hermana pequeña. Pero el caso es que Clara ni siquiera hacía nada cuando su madre no estaba presente, se acomo...
Opinión mucha. Literatura poca. Opinar es a veces poner mal rollo. Con la literatura intento resarcirme de la lucha que supone cada día el uso de la palabra en este país. Perdonadme mis comentarios si son hirientes. Los cuentos, las novelas incompletas, las poesías. salen de un banco, de un arcón lleno, de muchos años, y de mi ilusión por emocionar y emocionarme, cualidad que intento cuidar cada día